"Porque
por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don
de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe." Efesios
2: 8-9

Cuando me explicaron (y
me demostraron con la Palabra) que la salvación no tenía nada que ver con lo
que yo hiciera (bueno o malo), y lo entendí en el espíritu, ¡wao, que notición!
sentí un Gran Alivio. La salvación no dependía de que "yo me
portara bien y no le hiciera mal a nadie". Porque lo cierto es que todos
los días hacemos "cositas" que no son de bien o no resulta en bien
para otros, por ejemplo: cuando alguien se nos atraviesa en la carretera ¿no
nos dan ganas de decirle cosas (si es que no se las decimos), cuando alguien se
aprovecha de nosotros ¿no nos da coraje y ganas de venganza? Cuando en nuestro
matrimonio el cónyuge hace o dice algo que nos darían ganas de hacer algo de
vuelta (ignorar, despreciar, etc.-venganza-). Hay tantos detalles en la vida
que no resultan nada buenos, que si los apiláramos haríamos una montaña mas
alta que el Everest.

Cuando estamos seguros
de que estamos aprobados por Dios sólo por nuestros propios méritos humanos,
estamos cosechando un caldo de cultivo para el maligno, para que nos sarandee
como el viento a una hoja seca. Porque
sin Dios nada podemos hacer. Juan
15:5
La mayor trampa del
maligno para nosotros es el ego. Pensar que somos auto suficientes para
enfrentar los "cuentos de la vida". ¿Sabemos cuántos cabellos hay en
nuestra cabeza?, Dios lo sabe. ¿Sabemos cómo fuimos creciendo en el vientre de
nuestra madre?, Dios lo sabe. ¿Sabemos dónde estaremos dentro de un mes o un
año?, Dios lo sabe. ¿Sabemos cuándo moriremos y cómo será?, Dios también lo
sabe.
Entonces, ¿realmente
conoces tu corazón o tu mente al 100%?, porque Dios sí lo conoce. Conoce
nuestros corajes, nuestras envidias solapadas, el ego, el orgullo, los rencores
viejos, esos que saltan cuando menos te lo esperas y no sabes ni por qué te
sientes con coraje o triste o desanimado. Él conoce quiénes no nos caen bien,
conoce el discrimen (también solapado) que nos salen con ciertas personas,
razas, religiones, etc. Dios conoce ese deseo furtivo que pasó por la mente.
Aquello que hicimos a escondidas y que no se va de nuestra mente.
La verdad es que no hay
nada bueno que podamos hacer por nuestros propios méritos a menos que Dios lo
ponga en nuestro corazón.
Pero lo mas maravilloso
es que Dios nos amó tanto, que aún sabiendo cómo seríamos, lo que haríamos, lo
que diríamos y otras muchas cosas que harían que cualquier rey nos decapitara,
Él nos aceptó como somos y nos regaló la salvación en la cruz del calvario.
Reclama tu paz, reclama
tu lugar en la eternidad. Sí, hay un requisito: Confesar que crees que Jesús
nació de una virgen por obra del Espíritu Santo, vivió como hombre perfecto sin
mancha ni pecado, entregó su vida por nuestros pecados, fue crucificado, murió
y resucitó. Y resucitar quiere decir <1. tr. Volver
la vida a un muerto>. Jesús está vivo y volverá por nosotros. Y está ahí
al lado tuyo mientras lees sobre Él. Y está esperando que tu le digas: "Perdóname
Señor porque sólo tú tienes los méritos. Por favor, entra en mi corazón y dame
paz. Por favor, escribe mi nombre en el libro de la vida y guíame hacia la
eternidad. Amén."
9
...que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu
corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. 10 Porque con el
corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para
salvación. Romanos 10: 9-10
Que el Señor te bendiga
abundantemente, a Él sea la gloria y la honra.
Nereida