martes, 10 de enero de 2012

El Denominador Común

Apocalipsis 1: Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.

Me preguntaban las damas mayores que toman clases de acuaeróbicos, cómo había logrado bajar tanto de peso, y comencé a contarles todo lo que había hecho. Generalmente las personas se concentran en qué comes, qué eliminas, cuánto tiempo te tardaste, etc., sin embargo hay otras cosas que van primero que estas.

De camino a casa, pensando en aquella conversación me dije, "Todo comenzó con Dios, primero me envió a una consejería teoterapeutica para encontrar qué cosa dentro de mi subconsciente me estaba impidiendo bajar tanto peso que tenía de más: y lo encontramos. Luego comencé con una doctora bariatra y posteriormente cambié a una nutricionista. Todas estas decisiones fueron consultadas con Dios.  Recuerdo, incluso, cuando un médico me refirió a donde un cirujano porque encontró que yo padecía de artritis, en estado severo, en la rodilla y cadera de la pierna derecha, esto me hacía candidata para prótesis porque estaba sufriendo mucho dolor e imposibilidad de movimientos.

Una vez mas, fui ante el Señor ya que no sabía si debía tomar este paso. Le pedí que me hablara a través del cirujano, que me dijera su decisión por boca del cirujano y así yo entendería el paso a seguir y, sobre todo, Su voluntad. Oré la noche anterior y oraba mientras esperaba en la sala del cirujano.

Lo primero que me dijo el médico antes de siquiera presentarse fue: "eres muy joven", entonces tenía 54 años por lo cual sonriendo le di las gracias y sentí que ya el Señor había comenzado a hablar. Toda la conversación y examen que me hizo el médico dejaban claro un mensaje  "Espera". El cirujano no me dijo opérate,  tampoco me dijo no te operes, sin embargo, toda explicación y ejemplos detallados indicaban "Espera, ahora no es el momento". Finalmente me dijo, lo mas importante que debes hacer ya lo has comenzado: bajar de peso; sigue bajando y notarás la diferencia.


Al salir del edificio, las lágrimas bajaban por mi rostro porque el Señor habia hablado, me había escuchado y me contestó como yo le había pedido para que no tuviera ninguna duda de que Él estaba en mis asuntos. Me alegré mucho mas porque supe que el Señor estaba conmigo en esto. Fue una confirmación que aumentó mi fe.

Estoy acostumbrándome ahora a que no solo hay que consultar a Dios en las "grandes" decisiones sino que en todas las decisiones el denominador común es Dios. No importa cuál sea el numerador = situación o problema, nuestro denominador común siempre debe ser primero Dios.  Para que todas nuestras ecuaciones tengan el resultado correcto debes usar siempre el mismo denominador: Jesucristo el Admirable, el Consejero, el Principe de Paz y Dios de amor. Pon todas tus cargas y decisiones sobre Él y Él te llevará al perfecto resultado.

En este y todos mis relatos ordinarios, todo comenzó con Dios y con Él terminan y terminarán.  ¿A dónde vas primero cuando debes tomar una decisión?

Toda la gloria sea para Él.

Dios te bendiga ricamente.


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