jueves, 28 de junio de 2012

No te desvíes...


13 Y te pondrá el SEÑOR a la cabeza y no a la cola, sólo estarás encima y nunca estarás debajo, si escuchas los mandamientos del SEÑOR tu Dios que te ordeno hoy, para que los guardes cuidadosamente;
14 no te desvíes de ninguna de las palabras que te ordeno hoy, ni a la derecha ni a la izquierda, para ir tras otros dioses y servirles. Deuteronomio 28:13-14 (NVI)


Debido a una condición en mi pierna derecha, debo bajar de peso, pero no puedo hacer ejercicios de impacto, por eso voy temprano en la mañana a nadar a una piscina cercana.  Una de las sesiones que hago es hacer la patada de una orilla a otra agarrada de una tabla de "foam".  Hago una vuelta de frente (boca abajo) y de regreso hago otra vuelta de espalda (acostada sobre el agua, boca arriba). Cuando voy de frente tengo el objetivo (la orilla) "en la mira" y es fácil seguir el rumbo directo, pero cuando voy de espalda hacia la otra orilla, se me hace mas difícil mantener el rumbo sin desviarme, tratando de mantenerme dentro del carril en el cual estoy nadando.    

Para mantener la dirección y el rumbo adecuado, tengo que concentrarme y mirar a un mismo punto fijo  y así sé que voy derecha hacia la otra orilla. Si me pongo a pensar en otra cosa y me distraigo es muy fácil y seguro que termine en otro lugar que no es mi carril, eso puede ocasionar un choque con otro nadador.

Mientras lo hacía, pensaba: “así también es el caminar con el Señor. Mientras mantenemos la mirada fija en Él no hay desvío posible, sin embargo, cuando nos distraemos con las cosas del mundo (otros dioses): el dinero, las preocupaciones, la comodidad, el orgullo, el ego, el chisme, las murmuraciones, etc., comenzamos a desviarnos y perdemos el norte. Y de pronto nos vemos “fuera del carril”, chocando con los demás.

Mantener la vista fija en las cosas de Dios nos da paz, seguridad y tranquilidad aún cuando estemos pasando por pruebas difíciles. Sabiendo que la prueba la pone Dios y es él quien nos está esperando al otro lado para poner su brazo alrededor de nuestros hombros y decirnos: “bien hecho, descansemos y sigamos caminando hacia el nuevo nivel.”

No apartes tu vista del Señor, no hay mejor panorama que Él y su infinito amor.

Que el Señor te bendiga abundantemente. La gloria y la honra sean para Él.

Nereida