miércoles, 25 de enero de 2012

¿Cuán pobre soy?

¿O cómo puedes decir a tu hermano: "Hermano, déjame sacarte la mota que está en tu ojo", cuando tú mismo no ves la viga que está en tu ojo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo y entonces verás con claridad para sacar la mota que está en el ojo de tu hermano.  Lucas 6:42

Navegando en internet he visto una imagen donde aparece el papa y abajo indica: "Predica el compartir con una túnica que vale 45,000 euros y  un cetro de 20,000." Al lado de la imagen del papa hay una foto de un niño africano extremadamente delgado.
Pienso que todos en algún momento hemos visto alguna de estas imágenes.

Eso me hizo reflexionar, primero, en que hubo un tiempo cuando yo pensaba así. Era más conveniente para mí mirar fuera de mi que buscar dentro de mi.
Luego vino a mi mente el versículo de Juan 12:8 "Porque a los pobres siempre los tenéis con vosotros, mas á mí no siempre me tenéis." 
¿Querrá decir esto que Dios quiere que haya pobres en el mundo por alguna razón? o ¿querrá decir que en nuestra naturaleza pecaminosa y egoista nunca nos pondremos de acuerdo para erradicar la pobreza genuinamente?

Dicen algunas estadísticas que tenemos recursos para alimentar dos o tres planetas. Esto me lleva a la segunda pregunta, nuestra naturaleza pecaminosa y egoista no nos permite ponernos de acuerdo para erradicar la pobreza del mundo. Cada uno de nosotros quiere mas.

Algunos vemos estas fotos y nos conmovemos pero ¿qué hacemos? probablemente muchos decimos "Ay bendito" y seguimos haciendo nuestras tareas diarias, otros toman acción y hacen lo que sus conciencias les dictan. ¿Estarán los pobres ahí para recordarnos que nos falta algo a nosotros?

Ciertamente podemos pensar que nada de lo que hagamos acabará con la pobreza pero hay algo que sí podemos hacer y que si lo hiciera cada uno individualmente (tu y yo, el papa, los católicos, los evangélicos y todo ser humano) lograríamos un gran cambio.

Primero, aceptar de corazón que yo no puedo cambiar a nadie ni las circunstancias mundiales, ni siquiera las mías. Solo uno puede hacerlo y es Dios. Él tiene el control de todas las cosas y lo hace en amor y por amor. Segundo: Ponerte en la presencia de Dios  y pedirle que examine tu corazón y te haga ver ¿cómo yo estoy aportando a la pobreza mundial? Sobre todo a la pobreza que hace mucho daño a diario, la pobreza del alma y del espíritu.  ¿De qué nos vale tener riquezas y sentirnos miserables? Hay pobres que cantan y  hay ricos que lloran.

Te invito a hacerte estas pregunta: ¿que realmente significa pobreza para mi? ¿Soy pobre en alguna de mis áreas: espiritual, emocional o físicamente? ¿Que puedo hacer para aumentar la riqueza de mi espiritu?

"Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas." Mateo 6:33

El Señor te bengida ricamente. A Él sea la gloria.



No hay comentarios:

Publicar un comentario