miércoles, 28 de marzo de 2012

"Yo no hago nada malo"


"Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe."  Efesios 2: 8-9 

He escuchado a muchas personas decir algo así como: "Yo me porto bien, yo no le hago mal a nadie y trato de hacer cosas por otros". Esto lo dicen como queriendo decir, yo voy al cielo porque me porto bien. Durante mucho tiempo en mi vida yo también pensaba así, sin embargo, ¿por qué no me sentía segura de que iría al cielo? En la iglesia, el pastor Senior suele preguntar: Si murieras esta noche ¿estás completamente seguro de que irás al cielo? En aquel tiempo yo no me sentía segura de ello.

Cuando me explicaron (y me demostraron con la Palabra) que la salvación no tenía nada que ver con lo que yo hiciera (bueno o malo), y lo entendí en el espíritu, ¡wao, que notición! sentí un Gran Alivio. La salvación no dependía de que "yo me portara bien y no le hiciera mal a nadie". Porque lo cierto es que todos los días hacemos "cositas" que no son de bien o no resulta en bien para otros, por ejemplo: cuando alguien se nos atraviesa en la carretera ¿no nos dan ganas de decirle cosas (si es que no se las decimos), cuando alguien se aprovecha de nosotros ¿no nos da coraje y ganas de venganza? Cuando en nuestro matrimonio el cónyuge hace o dice algo que nos darían ganas de hacer algo de vuelta (ignorar, despreciar, etc.-venganza-). Hay tantos detalles en la vida que no resultan nada buenos, que si los apiláramos haríamos una montaña mas alta que el Everest.

No, cuando el Señor abrió mis ojos y me mostró el Gran Regalo que me hizo: La Salvación eterna, y yo no tenía que ser perfecta, ese día comencé a caminar hacia la verdadera paz. Entendí que de ninguna forma podría salvarme por mi misma porque soy imperfecta. Como seres humanos estamos inclinados hacia el pecado, sólo Dios puede poner en nosotros bondad, humildad, agradecimiento, amor.

Cuando estamos seguros de que estamos aprobados por Dios sólo por nuestros propios méritos humanos, estamos cosechando un caldo de cultivo para el maligno, para que nos sarandee como el viento a una hoja seca. Porque sin Dios nada podemos hacer. Juan 15:5

La mayor trampa del maligno para nosotros es el ego. Pensar que somos auto suficientes para enfrentar los "cuentos de la vida". ¿Sabemos cuántos cabellos hay en nuestra cabeza?, Dios lo sabe. ¿Sabemos cómo fuimos creciendo en el vientre de nuestra madre?, Dios lo sabe. ¿Sabemos dónde estaremos dentro de un mes o un año?, Dios lo sabe. ¿Sabemos cuándo moriremos y cómo será?, Dios también lo sabe.

Entonces, ¿realmente conoces tu corazón o tu mente al 100%?, porque Dios sí lo conoce. Conoce nuestros corajes, nuestras envidias solapadas, el ego, el orgullo, los rencores viejos, esos que saltan cuando menos te lo esperas y no sabes ni por qué te sientes con coraje o triste o desanimado. Él conoce quiénes no nos caen bien, conoce el discrimen (también solapado) que nos salen con ciertas personas, razas, religiones, etc. Dios conoce ese deseo furtivo que pasó por la mente. Aquello que hicimos a escondidas y que no se va de nuestra mente.

La verdad es que no hay nada bueno que podamos hacer por nuestros propios méritos a menos que Dios lo ponga en nuestro corazón.
Pero lo mas maravilloso es que Dios nos amó tanto, que aún sabiendo cómo seríamos, lo que haríamos, lo que diríamos y otras muchas cosas que harían que cualquier rey nos decapitara, Él nos aceptó como somos y nos regaló la salvación en la cruz del calvario.

Reclama tu paz, reclama tu lugar en la eternidad. Sí, hay un requisito: Confesar que crees que Jesús nació de una virgen por obra del Espíritu Santo, vivió como hombre perfecto sin mancha ni pecado, entregó su vida por nuestros pecados, fue crucificado, murió y resucitó. Y resucitar quiere decir  <1. tr. Volver la vida a un muerto>. Jesús está vivo y volverá por nosotros. Y está ahí al lado tuyo mientras lees sobre Él. Y está esperando que tu le digas: "Perdóname Señor porque sólo tú tienes los méritos. Por favor, entra en mi corazón y dame paz. Por favor, escribe mi nombre en el libro de la vida y guíame hacia la eternidad. Amén."

9 ...que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. 10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.  Romanos 10: 9-10

Que el Señor te bendiga abundantemente, a Él sea la gloria y la honra.

Nereida

No hay comentarios:

Publicar un comentario