viernes, 8 de febrero de 2013

Sin dirección


Esta mañana fui a nadar a una piscina a la cual le hicieron unas mejoras en el borde y a la mitad del suelo. Ciertamente las mejoras son notables. Sin embargo, por razones que desconozco, en la porción del piso que arreglaron (unos 9 pies de distancia) no incluyeron la continuación de las rayas que marcan la división de los carriles. Parece como si hubiesen borrado las lineas desde un punto en adelante hasta el borde. Al comenzar a nadar y llegar a ese punto sin rayas, por mas esfuerzos que hacía generalmente me desviaba del camino, me iba a derecha o a izquierda. Perdía el punto de dirección que me dirigiría hacia mi destino. Era como si estuviese nadando en mar abierto, a ciegas. Esto me creaba cierto sentido de inseguridad e intranquilidad.

Así sucede en nuestra vida, si no tenemos un punto de dirección permanente iremos de lado a lado sin saber a dónde ni cuando llegaremos a donde nos hayamos determinado. Entonces aparecen la ansiedad, la inseguridad, la intranquilidad constante.

Hubo un tiempo en que tenia varios puntos de dirección y todos estuvieron errados. Cuando tomamos como punto de dirección cosas terrenales, inevitablemente llegará un momento en que nos veremos ciegos en medio del mar de la vida. Si he puesto la mira en el trabajo como punto de dirección, cuando no lo tenga ¿que pasará? Si he puesto mi vista en una persona como mi razón de vivir, cuando esa persona ya no esté en mi vida ¿que pasará? Si pongo mi vista en mis padres y ellos faltan ¿que haré?
Los padres son una influencia efectiva y necesaria sobre todo porque nos inculcan los valores, sin embargo, no son mi punto de dirección. El trabajo es necesario para subsistir pero el trabajo no es mi razón para vivir.
Ese punto que nos guía en todo momento debe ser algo que no perezca, que no tenga fin, que se mantenga con nosotros hasta la muerte y después de la muerte porque el espíritu no muere nunca.

Solo Dios es eterno. Sólo Dios permanece aun después de la muerte. Dios está y estará contigo aunque tus padres partan antes que tu, aunque pierdas el empleo, aunque debas dejar la casa de toda tu vida por otra, aunque tu cónyuge ya no esté contigo, aunque pierdas un hijo, aunque la salud se quebrante.  Si tienes a Jesucristo siempre tendrás la vista puesta en la dirección correcta y no te desviarás ni a derecha ni a izquierda. No estarás a ciegas.

"Clama a mi y yo te responderé y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tu no conoces." Jeremías 33:3

¿Cuál es el punto de dirección en tu vida? Si no es Dios, entonces es algo que un día puede que no tengas. Te invito a reflexionar sobre esto.  No abras la grieta de estar a ciegas en la piscina de la vida yendo de un lado al otro sin ver a donde vas. Sin tener de dónde sostenerte.

Dios te conoce desde antes de haber nacido y te está esperando.  Abre la puerta de tu corazón y déjalo entrar, entonces te sentirás seguro siempre, no importa cuantos mantenimientos le hagan a tu vida, el punto de dirección estará en tu corazón y nadie lo podrá borrar nunca.

"Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separa del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro." Romanos 8: 38-39

El Señor te bendiga abundantemente. La gloria sea siempre para El.


Imagen del site:  http://101amigos.com

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