lunes, 16 de abril de 2012

¿Qué te retiene de ir a un servicio fúnebre?

"Ved ahora que yo, yo soy,
Y no hay dioses conmigo;
Yo hago morir, y yo hago vivir;
Yo hiero, y yo sano;
Y no hay quien pueda librar de mi mano."

Deuteronomio 32:39
Hoy estuve en el servicio funeral de una ex compañera de trabajo. Debo decir, en honor a la verdad, que dudé en tomar la decisión de ir. Entonces recordé el bien que me hizo ver a mis compañeros de trabajo, mis vecinos y muchos conocidos, cuando era yo la que decía el último adiós a mi madre.  Ya no se trataba de la fallecida sino de la hija que perdió a su madre. 
 
¿Por qué cuesta tanto, a muchos, ir a un servicio funeral? ¿Por qué se encuentran excusas para no enfrentar la muerte? ¿Será que en realidad vamos a mirarnos en un espejo? ¿Será que aún no se tiene claro el tema? O será que "eso puede ser contagioso y se puede venir conmigo", "se me puede pegar eso de morirse, se puede meter en mi casa".

Tengo personas amadas, muy cercanas que no pueden ver un muerto. Ni siquiera pueden entrar a la capilla. A veces, en broma, les he dicho: "cuando me muera me envías tu último adiós con "X" persona. (Sé que no es necesario que me vean porque yo ya no estaré allí.)

Dicen que no hay nada seguro en la vida, pero si lo hay, y esto es la muerte. Sólo hay un requisito para morir: estar vivo.

Mientras escuchaba el servicio, iba pasando una película de recuerdos por mi mente: la veía reír, la veía haciendo bromas y la escuchaba riendo a carcajadas. Ella tenía carácter y decía lo que había que decir, donde y a quien había que decirlo, incluso a su jefe (Presidente de la empresa). Él la respetaba. Nunca la vi fuera de orden.

La muerte no es un tema del que queramos hablar. Generalmente las personas quieren seguir en esa carrera desenfrenada sin saber por qué se corre ni hacia donde se corre. Yo también viví así casi toda mi vida. Ahora ya sé a dónde voy.
¿Lo sabes tú?

¿Qué podía hacer yo por mi ex compañera fallecida? ¿Nada? No, podía darle consuelo a su única hija. Cuando todos se van retirando y el vacío comienza a manifestarse cada vez más cercano, yo podía pedirle al Señor que me diera palabras para ese terrible dolor que ella estaba experimentando. Podía decirle lo que yo quería oír cuando murió la mía: que tener coraje es natural, que sentirse  egoísta cuando le dijiste a Dios "ahora quien cuidará a mis hijos" esa era una forma de tratar de negociar con Dios para que ahora no sea el momento de que partiera, que este dolor seguirá ahí por un tiempo, pero que Dios es misericordioso y estará con ella en el proceso, no la dejará sola, hasta que llegue el día en que el recuerdo sea mas placentero que doloroso. Entonces, el llanto fue disminuyendo y el Espíritu Santo puso sosiego en su corazón (A Dios y solo a Dios sea la gloria).  Este dolor será como las olas del mar, que se alejan y regresan. Habrá días de calma y días de barrunto. Ese es el proceso, poco a poco.

Ir a un funeral cumple dos propósitos, dar consuelo y esperanza y hacer una introspección para examinar cuán saludable está mi vida espiritual.
La muerte es parte de la vida, no es el fin sino el comienzo de una vida eterna. La pregunta es: cuando yo muera ¿viviré eternamente gozando de la Gracia de Dios o en condenación eterna?

Si no lo sabes o si no estás seguro, ahí donde estás, habla con Dios: "Señor, reconozco que he pecado contra el cielo y contra ti.  Reconozco que Jesucristo es mi único y suficiente Salvador, que murió por mi en la cruz del calvario para limpiar mis pecados. Resucitó al tercer dia y volverá por mí. Señor quiero vivir eternamente gozando de tu Gracia Divina. Te pido que entres en mi corazón y transformes mi vida. Por los méritos de Jesucristo, te lo pido, Amén."

Si haces esto de corazón, no temerás a la muerte porque Jesucristo la venció para que tu tengas vida en Él y vida en abundancia.
25"Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. 26Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?" Juan 11:25

Que el Señor te bendiga ricamente. A Él sea la gloria y la honra.

Nereida

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